domingo, 1 de abril de 2012

La Testificación y la evangelización


La testificación y la evangelización

En la actualidad existe un inmenso número de denominaciones cristianas, que se autoproclaman como portavoces de la verdad.  Si a esto incluimos todo un espectro de creencias de tipo ‘espirituales’, que incluyen canalizadores y libre pensadores, la oferta se amplía notoriamente.

Otro aspecto importante a considerar es la no necesidad de Dios por lo menos en occidente.  Al parecer las personas no están necesitando de ayuda sobrenatural; porque sus condiciones pueden ser mejoradas gracias a su esfuerzo personal.  Es verdad también que cada vez existen menos personas dispuestas a creer en Dios tal cual lo conocemos por medio de las Escrituras, y que el agnosticismo, el secularismo y la indiferencia hacia los postulados bíblicos,  ha tomado palco en los jóvenes.  Además, grupos tanto cristianos como los denominados ‘espirituales’ llenan de información sobre el fin del mundo, atentando directamente contra la seriedad de la escatología bíblica.

Sin embargo es en este contexto y a este mundo al que hemos sido llamados por Dios para anunciar un mensaje especial, único y pleno.  En un contexto donde el relativismo es quien determina la verdad, la Biblia presenta un mensaje no relativo y cuyo resultado tiene connotaciones de vida eterna. 

Evangelización
El texto de Mateo 28:19,20, presenta una acción continua entre lo que es hacer discípulos, bautizar y enseñar, no es que primero haya que enseñar, luego bautizar y luego hacer discípulos, las tres son continuas; es decir, mientras enseñamos, bautizamos y mientras bautizamos, también hacemos discípulos. 

Vale la pena hacernos la pregunta de ¿por qué evangelizar?  ¿Por qué mejor no hacemos una mantención de la iglesia que tenemos? La respuesta a la segunda pregunta es muy clara, si consideramos que el mandato de Cristo es continuo, entonces no podríamos concebir una iglesia viva que no evangelice y se dedique exclusivamente a la grey y su alimentación.  La evangelización es esencial tanto como el discipulado, porque los discípulos son los que comunican el mensaje de salvación.  Incluso si hablamos de la evangelización, debería ser un acto que no concluya con el bautismo, porque el bautismo es un resultado de la proclamación que hacen los discípulos y los discípulos continúan permanentemente evidenciando en su vida los resultados de esa proclamación.

En el caso de nuestra iglesia, la proclamación no puede dejar de tener trascendencia, si hay una iglesia que tiene la responsabilidad única de evangelizar y anunciar una verdad puntual es la Iglesia Adventista.  Es verdad que la misión es de Dios y que nosotros somos parte de ella, pero no hay que olvidar el llamado profético en un contexto escatológico hecho a nuestra iglesia. 

El concepto de Missio Dei señala que Dios utiliza a todas las instancias y todas las personas para comunicar su mensaje de salvación.  Sin embargo, y como hemos señalado en el contexto profético, nuestra iglesia cobra un sentido especial y único.  No podemos dejar a un lado este concepto que es trascendental en cuanto a la misión que es de Dios; pero que ha hecho a esta iglesia partícipe en forma especial de un mensaje único para este tiempo.

No se trata de denostar a las otras congregaciones y tampoco de ir y señalarles lo que desde nuestro punto de vista están equivocados, de lo contrario borraríamos la intención divina con nuestros hechos.  La responsabilidad y el privilegio que tenemos es única; porque el mensaje que entregamos siendo en su totalidad bíblico; no es comprendido correctamente por todos los cristianos, aún siendo sinceros. 

Por ello es que el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14,  nos identifica en su totalidad y asumimos que somos parte de él.  Piense lo que esto significa en un mundo que está convulsionado, podemos levantarnos con un mensaje que proviene de parte de Dios, puntualmente para este tiempo y que trae esperanza.  Si consideramos las expectativas de vida y la gran cantidad de calamidades en todas partes, podemos asumir nuestra responsabilidad de envolvernos en el plan divino de salvación para con los habitantes de este planeta.

Por esto es que nuestra iglesia no puede dejar de evangelizar; si dejamos de hacerlo, lo más probable es que muramos como iglesia y eso no puede ser, porque Dios tiene planes en su misión para con esta iglesia hasta el fin del mundo.  Una iglesia viva es aquella que hace de la indicación de Cristo su motor; porque constantemente está enseñando, discipulando y bautizando.

‘Me seréis testigos’
La evangelización no puede realizarse sólo por iniciativa humana, es indispensable el poder divino porque así la combinación divino humana, hará de hombres comunes, grandes proclamadores de una verdad maravillosa. 

Una de las indicaciones de mayor poder es la que registra en el libro de Hechos 1:8, Jesús señala a sus discípulos que la estrategia para compartir las buenas nuevas de salvación es la testificación.  Es decir, la testificación es la gran estrategia de evangelización. Los testigos son aquellos que tienen algo que contar sobre lo que Dios ha hecho en sus vidas; hablamos de vidas transformadas por el accionar del Espíritu Santo y puestas al servicio de Dios.

La testificación es la mejor estrategia para comunicar a otros sobre las grandes cosas que el Señor ha hecho.  Piense un momento en la mujer que tocó el manto de Jesús, o en Zaqueo que fue reivindicado socialmente por Jesús, o María Magdalena,  cuánto amor y agradecimiento tenían por Jesús.  Él había hecho maravillas sobrenaturales en sus vidas.  Había logrado que el evangelio, las buenas nuevas trastocaran y transformaran por completo sus vidas.  El nuevo nacimiento es un milagro que proviene primero por la aceptación a la invitación que Dios hace, luego ese milagro transforma al individuo y llega a ser una nueva persona. 

Los testigos son aquellos que tienen algo que decir sobre lo que Dios ha hecho en sus vidas.  Puede ser que Dios hizo un milagro de sanidad, o salvó su matrimonio, o bien un día no encontraba sentido a su vida, sin embargo luego del encuentro con Cristo, las perspectivas y visiones cambiaron radicalmente. 

En conclusión, la iglesia debe movilizarse para compartir el mensaje que Dios le entregó para dar a conocer en este tiempo.  Este mensaje esta resumido en el triple mensaje angélico de Apocalipsis 14.  La evangelización, incluye bautizar, enseñar y hacer discípulos como una acción continua, eso quiere decir que convivimos permanentemente con estas tres características.

Finalmente como la misión es de Dios, nosotros tenemos el privilegio de participar de ella.  Al ser de Dios la misión, nos asegura el éxito y el triunfo final que permitirá muy pronto como iglesia entrar a las mansiones celestiales.


1 comentario:

  1. Nuestro llamado es un compromiso muy serio, solo el Espiritu Santo
    nos ayudara en esta mision ...clamemos en oracion el Señor hara.

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