La ofrenda sustituta
Por Aarón A. Menares Pavez ©
Cuando hablamos sobre las ofrendas en el antiguo
tabernáculo del desierto, no podemos disociarlo de su objetivo final, la
conclusión del plan de salvación. Cabe
también hacer notorio el hecho de distinguir la acción propuesta por Dios, a
las costumbres paganas que también exigían sacrificios. En el caso de los paganos los sacrificios
tenían la idea de ofrecer a sus dioses la ofrenda y en algún caso aplacar la
ira del dios pagano.
En tanto el sistema bíblico, nos presenta tres
realidades. La primera es mostrar la condición del pecado y sus efectos, la
muerte, por esto es que moría una víctima inocente. Lo segundo tiene que ver
con el perdón de los pecados y en tercer lugar, el destino final del pecado y
la salvación.
La ofrenda
por el pecado
Esta ofrenda está destinada a dos actores, los
individuos comunes y los sacerdotes o líderes dirigentes. Ambos requerían
presentar una ofrenda de animal, para ser sacrificado y finalmente quemado en
el altar del sacrificio. El penitente que no era sacerdote debía quitarle la
vida al animal que traían como ofrenda.
En ambas ocasiones, la sangre de la víctima era untada, por el sacerdote;
la primera ofrenda traída por un individuo común, era untada en los cuernos del
altar del sacrificio. En el caso de los
sacerdotes o líderes, la sangre ingresaba por el sacerdote al lugar santo,
untando la cortina que dividía el lugar santo del santísimo. En ambos casos el sacerdote llevaba al
santuario la sangre, -ya sea asperjando en la cortina, o bien al comer la carne-, porque todo el tabernáculo era uno solo.
Las manos
sobre la víctima viva
Este acto tenía toda la significancia y relevancia hacia
el objetivo final del tabernáculo, que es el perdón y la eliminación del
pecado. El perdón se recibía al momento
de poner las manos en la victima y confesar los pecados, aunque la eliminación
se efectuaba al momento de morir la víctima, el perdón se recibía luego de
haber hecho la confesión. Lo mismo acontece con nosotros hoy, no necesitamos
que Jesús regrese para saber si nos ha perdonado, el perdón se recibe por fe al
momento de la confesión.
Todo este ritual, por supuesto, se debe observar
como un símbolo del sacrificio de Cristo; por quien obtenemos el perdón y la
eliminación del pecado que es en su sacrificio perfecto y pleno. Todo este proceso tiene también un ámbito ilustrativo,
que en el santuario es más que evidente, cuando el sacerdote untaba con sus
dedos la sangre, tanto en los cuernos del altar del sacrificio o bien en la
cortina dentro del tabernáculo. En ambas
ocasiones, como se ha señalado, sucedía la transmisión hacia el santuario,
tanto por el hecho de untar la sangre o bien al entrar el sacerdote al
santuario. La pregunta que debemos
hacernos en este punto es ¿qué se transmite?
Si los pecados son perdonados y eliminados simbólicamente por la víctima
sustitutiva, ¿qué es lo que se transmite?
Registro del
perdón
En realidad hay dos cuestiones a considerar, en
primer lugar, cuando Cristo murió y luego resucitó, completó la ofrenda, no
existe un símil sobre ese hecho, sin embargo aún vivimos en un mundo donde el
pecado causa estragos. Si bien es
cierto, la eliminación de los pecados confesados es completa, continuamos
siendo pecadores y requerimos diariamente ir donde nuestro sustituto y caminar
de la mano de Jesús. Esta acción será
hasta que Jesús regrese y nuestro cuerpo sea transformado. El pecado como tal será eliminado de la faz
del universo cuando concluya el milenio, por lo tanto no podemos abandonar la
enseñanza que el santuario nos pueda entregar.
Pero nuestra pregunta es ¿qué es lo que
transmite? Ya hemos señalado que el
pecado no se ha eliminado de este mundo, sin embargo el penitente que llevó su
ofrenda, que puso sus manos, confeso sus pecados y le quitó la vida a la
víctima, sale de ese ritual personado y reconciliado; por lo tanto queda un
registro del perdón, cuya evidencia era la sangre derramada.
¿Cuándo somos
perdonados?
El asunto del perdón es una cuestión fundamental
para nuestra vida cristiana. La pregunta
es ¿cuándo somos perdonados? ¿El perdón
es inmediato o habrá que esperar la culminación del tiempo? Si consideramos el ritual del santuario,
podemos inferir que es inmediato al momento de la confesión; y ello no difiere
con lo que el Nuevo Testamento nos dice sobre el perdón y el final del pecado.
El perdón es inmediato al momento de la confesión;
por ello el apóstol Juan nos señala que “si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”
(1Juan 1:9). El resultado natural de la confesión sincera es el perdón de los
pecados, si la confesión ha sido realizada en oración, recibimos el perdón
gracias al sustituto que murió en la cruz del calvario, es una acción gratuita,
es decir, nada más hay para hacer que reconocer la transgresión, confesarla y
recibir la gracia de nuestro Salvador. “Siendo
justificados gratuitamente por su gracias, mediante la redención que es en
Cristo Jesús” (Romanos 3:24).
En resumen, la ofrenda por el pecado nos enseña que
podemos ir libremente, confesar y pedir el perdón de los pecados, asistir con
certeza y seguridad que regresaremos reconciliados y en paz, al ser
justificados la obtenemos “por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos
5:1).