La necesidad de una
iglesia carismática
Por Aarón A. Menares Pavez©
Pastor Distrito Osorno Centro
Asociación Sur Austral de Chile
Por Aarón A. Menares Pavez©
Pastor Distrito Osorno Centro
Asociación Sur Austral de Chile
Hablar de una iglesia carismática
no necesariamente es hablar de una iglesia en donde se experimenten liturgias
de mucho ruido y desorden. Una iglesia
carismática es aquella que experimenta el crecimiento de sus miembros y que
ponen al servicio de Dios su vida en total sumisión para ser utilizados por el
Espíritu Santo por medio de los dones.
Posiblemente estamos muy en deuda
en cumplir y realizar un servicio considerando los dones de cada uno. Esto puede deberse a varias razones. Posiblemente y con el afán de distanciarnos
con las iglesias denominadas
carismáticas evitamos el tema, sin embargo nuestro origen como denominación no
pudo haber sido sin la manifestación poderosa del Espíritu Santo y los dones, evidenciando
el don de profecía.
Otra de las razones es que
posiblemente no hemos dejado que el discernimiento espiritual nos conduzca para
fortalecer y edificar en aquellos que poseen un don y literalmente les
impedimos utilizarlo y ser una bendición para la iglesia.
Todos con un don por lo menos
Pedro señala que en la iglesia cada
uno ha recibido por lo menos un don, la responsabilidad entonces es de ‘ministrarlo
a otros’, “como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1Pedro
4:10). Esto quiere decir que nadie
debería quedar sin hacer nada. Por una
cuestión que podría ser de tipo cultural, pareciera que algunos dones son más
importantes que otros; sin embargo ese es un pensamiento equivocado. La iglesia en su conjunto para cumplir con la
misión de Dios, necesita del accionar de cada uno de sus miembros y de la
utilización de las virtudes y dones que Dios ha conferido a cada uno. El texto de Pedro también señala lo
importante que es la adecuada administración de ese don en el contexto
eclesiástico.
¿Que son los dones?
Dicho de
una manera muy sencilla, son regalos otorgados por Dios para su iglesia. Estos regalos son para cumplir los
ministerios que atenderán las diversas necesidades de la iglesia. Los dones definitivamente harán crecer la congregación. Para Peter Wagner “un don espiritual es un
atributo especial que el Espíritu Santo da a cada miembro del cuerpo de Cristo
según la gracia de Dios para usarlo en el contexto de su cuerpo” (Peter Wagner,
Sus dones espirituales, 38). Los dones a
diferencia de los talentos son de uso exclusivo para el crecimiento integral de
la iglesia. Al crecer la iglesia, lo
hacen también sus miembros de manera individual. “Es
fácil confundir dones espirituales con talentos naturales. Todos nosotros poseemos talentos heredados.
Los cristianos dedican todos sus talentos al Señor, pero el Espíritu Santo no
siempre convierte los dones naturales en dones espirituales” (J. Zackrison,
Dones espirituales, 6). “Los talentos
que Cristo confió a su iglesia representan especialmente dones y bendiciones
conferidos por el Espíritu Santo” (White, Parábolas de Cristo, 327).
Hay diversidad de dones
Dios ha conferido a su pueblo una
gran cantidad de dones, las razones podrían ser las siguientes. “Todos los hombres no reciben los mismos
dones, pero se promete algún don del Espíritu a cada siervo del Maestro”
(Palabras de Vida, 328). “Los dones espirituales se prometen a cada creyente de
acuerdo a la necesidad de la obra del Señor” (El Deseado de todas las gentes, 763).
Dios tiene diferentes modos de obrar
Este aspecto es muy importante,
porque no cierra la evangelización a tan solo una estrategia o para que sólo
algunos dones sean utilizados. El Señor puede obrar por medio de distintas
personas, no importa si los creyentes son con mucha o poca educación formal;
Dios se manifiesta y capacita a los distintos creyentes para que estos sean
utilizados para el avance de su obra.
Porque la diversidad promueve la unidad en un esfuerzo armonioso
Cuando los individuos en su
conjunto ofrecen su voluntad a la influencia del Espíritu Santo y se avocan al
servicio de la iglesia, en su conjunto se producen milagros sorprendentes. La unidad de los creyentes y su interés en
aportar al conjunto – la iglesia-, trae consecuencias muy positivas. Muy por el
contrario, cuando existe división se hace imposible que el Espíritu Santo pueda
obrar en los creyentes. Entonces los
dones ya no son utilizados para la iglesia sino para sí mismo, y por lo tanto
ya no cumplen la función espiritual y su radio de influencia queda limitado a
la capacidad del individuo, lo que trae como consecuencia una espiritualidad
muerta.
Porque hay diversas mentes que alcanzar
Este aspecto debe ser considerado
de manera especial. Como cada individuo
es único, Dios también ha provisto de manera especial alcanzar cada mente. La individualidad es respetada incluso por Dios,
por ello es que no todos tenemos los mismos dones para enriquecer con la
individualidad el cumplimiento de la misión de Dios.
Para la edificación de la iglesia
Los dones espirituales tienen un
objetivo en la misión de Dios y para la edificación de la iglesia. La edificación de la iglesia no es la
edificación de los egos individuales; porque en el contexto de la congregación,
no son los individuos los importantes, sino que son en su conjunto, y es así
como Dios actúa en su favor.
Pablo distingue la trascendencia
de la edificación y el crecimiento de la iglesia en todas sus áreas, incluido
el numérico. Sin embargo no es este el
único, como posiblemente se cree. Es
verdad que el aumento en nuevos bautismos es necesario y es una ordenanza
divina, pero no se saca nada en crecer en nuevos miembros, cuando otra gran
cantidad sale por la puerta trasera. El
crecimiento eclesiástico debe ser de manera integral y sana.
Por ello es que Pablo distingue
esta cualidad, “pero el que profetiza habla a los hombre para edificación,
exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se
edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que, quisiera que
todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor
es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete
para que la iglesia reciba edificación. Así también vosotros; pues que anheláis
dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia” (1Corintios
13:3-5, 12). “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros
tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene
interpretación. Hágase todo para
edificación” (v.26).
La edificación de la iglesia que
Pablo presenta en Efesios 4: 12-16 debe ser examinada de manera especial. Si consideramos la recomendación del apóstol,
los dones no tienen otro objetivo más que el crecimiento, la edificación, el
perfeccionamiento (v.12), y el equipamiento de de sus miembros (v.12, 16). Esta acción también incluye brindar solidez doctrinal (v.14), la
edificación en amor (v.16) y mantener la unidad (v. 13, 16).
Pablo intenta hacer entender a
los creyentes lo vital que es mantener la unidad (4:1-16), se observan dos
divisiones en el texto que son importantes de comentar. En los primeros seis versículos exhorta a su
audiencia a vivir “como es digno de vocación” con que fueron llamados. Es decir, en unidad. En los vss. 7-12, Pablo comienza la segunda
parte con un pensamiento diferente.
Introduce el concepto de diversidad de dones en la distribución de la
gracia por parte de Cristo.
Dios ha entregado una variedad de dones a su iglesia
No todos reciben el mismo don
(1Corintios 12:4). Es el Espíritu Santo quien determina cuáles miembros de la
iglesia recibirán que dones (1Corintios 10:11). Por lo tanto, él nos usa a
nosotros y no nosotros a Él. La variedad de dones está dispuesta para promover
la unidad, no la división. Cada don es
importante. Cada uno tiene su propio
lugar y función. No hay un don que sea
más importante que el otro. No existen
los dones de “primera clase” y los dones de “segunda clase”. Dios ha entregado
de manera milagrosa los dones a su iglesia.
Cada uno es de importancia vital para la iglesia en su misión para este
mundo. La combinación especial de los
dones ha sido ordenada por Dios (1Corintios 12:18; 21-25).
Tres categorías de dones
Dones de ministerio. Proveen oportunidades para servicios
cristianos reconocidos a través de la iglesia.
Estos dones los describe Efesios 4 e incluye pastores, maestros - El
caso de los pastores, Pablo los distingue como maestros, no es que sean dos
dones distintos, sino que juntos-, administradores, profetas y apóstoles. Algunas personas trabajan para la iglesia en
capacidad oficial, y es muy necesario para el liderazgo y desarrollo de la
iglesia.
Dones de manifestación. Son los resultados sobrenaturales del
Espíritu Santo en nuestras vidas y en las de los que reciben nuestro
ministerio. La sabiduría, la fe y la hospitalidad
son buenos ejemplos.
Dones de motivación. Dan al creyente el poder necesario para que se
concentre en un aspecto particular de interés cristiano. Lleva a cabo su ministerio a través del poder
vivificante del Espíritu Santo. Cada
cristiano tiene uno de los dones de motivación descritos en Romanos 12:6-8.
¿Qué hacer?
Es muy importante para el
crecimiento espiritual personal y de la iglesia considerar los dones
espirituales. Ninguna iglesia puede
crecer sin el poder sobrenatural del Espíritu Santo, y es Él quien otorga los
dones que capacitan y califican a los creyentes para realizar la obra de
Dios.
Un elemento que hemos considerado
y que es de vital importancia es que nadie trabaja para sí mismo, -es verdad
que nosotros al recibir y utilizar el don que hemos recibido, somos los más
beneficiados-, eso es un resultado que viene como consecuencia de haber
entregado todo a la causa del Señor, sin embargo el fin último es la iglesia y
su crecimiento. Por esta razón es que la
unidad entre los hermanos es fundamental para que Dios pueda utilizarnos,
porque sólo en unidad Dios actuará en beneficio de todos y de su causa.
Como consideramos sagrada la
tarea de la iglesia, es también nuestra responsabilidad ‘esforzarnos’ por
descubrir el o los dones que el Señor nos ha dado. Para ello se requiere oración, estudio de la
Biblia y algo muy importante, la confirmación de la iglesia. Por lo demás si cada uno dedica su vida al
Señor y su causa y pone a disposición sus dones, podremos ver una iglesia
unida, viva y en constante crecimiento saludable, ya que cada hijo de Dios
posee por lo menos un don. Así nuestras
iglesias cada vez serán más carismáticas y cumplirán los propósitos divinos.
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