miércoles, 29 de junio de 2011

Adoradores

Adoradores
Por Aarón A. Menares Pavez©
Profesor de Teología Universidad Adventista de Chile

La adoración ha sido el gran tema en el que se ha centrado la historia de la redención y el gran conflicto. Satanás una vez que se reveló, buscó la adoración (Isaías 14:13), algo similar fue lo que sedujo a Eva considerar el argumento que sería como Dios (Génesis 3:5). Es lo que ha dividido a este mundo desde que el pecado tomo lugar en la vida de la humanidad (Josué 24:15). La adoración es actualmente un elemento polarizador incluso entre quienes participamos de la Iglesia Adventista.

Para esto sólo podríamos dar una mirada al tipo de adoración que con mucha fuerza se posiciona en nuestros cultos. O bien, la seducción soberbia a la que muchos de nuestros hermanos están siendo llevados como hojas por el viento por interpretaciones antojadizas, pero muy convincentes y que les hacen olvidar que Dios jamás abandonará a esta iglesia y que será triunfadora en el fin de los tiempos. La adoración hará la demarcación entre el bien y el mal.

A través de los siglos hemos sido testigos sobre cómo Satanás ha utilizado su estrategia milenaria para engañar, ¡atención!, la Biblia señala que su engaño tiene un objetivo mayor porque busca hacerlo con los escogidos de Dios (Marcos 13:22), es decir aquellos que aceptaron a Jesús como su Salvador y Señor. Esta característica del enemigo es la que tiene a muchos convencidos que nuestro origen no es divino ni siguiera producto de la evolución, sino que producto de una civilización alienígena que habría alterado nuestro ADN. Todo es cuestión de adoración, Satanás ha trabajado arduamente para alejar la mirada del ser humano hacia Dios y establecer otro tipo de conexión para que la confianza y la fe en el Salvador sean disminuidas y por lo tanto la humanidad quede alejada de necesitar el auxilio divino.

Adoración perfecta
La adoración perfecta sólo fue una realidad antes del pecado. Una adoración en la que no existían intermediarios, sino que la impecabilidad permitía una comunión cara a cara con el Hacedor. Posiblemente no podemos comprender a cabalidad cómo era esa comunión, debido al pecado, sin embargo lo más cercano de ella es cuando en humildad y comunión dependemos total y absolutamente de nuestro Señor.

El hecho que Adán y Eva, al igual que los ángeles pudieran ver cara a cara a Dios, hacía que su adoración fuera perfecta; perfecta porque no existía nada que impidiera que fuera realizada en plenitud. Hoy nos cuesta incluso imaginar cómo es Dios, a causa del pecado y por ello es que necesitamos la suficiencia de nuestro representante para que la adoración que realizamos llegue al trono de la gracia adecuadamente.

Pero ¿por qué adorar? Esta es una pregunta que cobra gran relevancia en nuestros días. La sociedad secularizada señala que el hombre no depende de nada, a menos de él para salir adelante y enfrentar sus desafíos. Hoy la sociedad busca en sí mismo respuestas a sus necesidades humanas; las que están teñidas con el pecado. Un ejemplo de ello es lo referente al matrimonio entre personas del mismo sexo, la Biblia condena ese tipo de prácticas, sin embargo la sociedad y su ‘naturaleza’ no espiritual han hecho de ellas algo común y por lo tanto como la Biblia ya tiene una respuesta y esa respuesta no es recibida como ‘lógica’, entonces se busca una respuesta ‘lógica’ en la experiencia humana. Este es un claro ejemplo a nuestro juicio de un tipo de adoración centrada en las necesidades de la humanidad. Es una adoración centrada en la realidad humana y no en lo que requiere quien busca la verdadera adoración.

Adoramos porque dependemos. Aunque sea una mente en la que el agnosticismo o ateísmo haya controlado, aún así dependen de su pensamiento; al que hacen su dios. Por ello todos adoramos, pero eso no responde nuestra pregunta en su totalidad.

Los cristianos adoramos a Dios por dos razones fundamentales, la primera es porque Él es nuestro creador, el nos hizo, somos criaturas de sus manos, sus pequeños, sus amados hijos (Salmos 100:3). Eso hace de nuestro Dios a quien adoramos, sea un Dios lleno de amor; por haber deseado crearnos y darnos la posibilidad de experimentar la vida. La segunda razón por la que adoramos a Dios es porque Él se hizo hombre para venir en rescate por quienes caímos en pecado (Filipenses 2:7). Ese rescate, que por lo demás fue demasiado riesgoso es el que en forma victoriosa logró al tomar nuestro lugar y recibir el castigo que debíamos nosotros recibir. Su triunfo en la cruz que se consumó una vez que resucitó es el gran motivo por el que debemos adorarlo, es nuestro Salvador, es quien dio todo para nuestro rescate (Romanos 3:25; 1Juan 2:2; 4:10).

Por esta razón es que en medio del gran conflicto, nuestra mente es estimulada para que adoremos. Ya sabemos que Dios busca esa adoración, sin embargo también sabemos que Satanás también la busca para hacer frente a su oponente. Por ello es que quienes adoramos debemos conocer adecuadamente la manera correcta para brindar la adoración a Dios y no ser parte del juego diabólico.

Caín y Abel
Esta historia está llena de lecciones que necesariamente debemos considerar en nuestros días. Como hemos señalado, el hombre adora. Todo ser, incluso quienes se ufanan de no creer, adoran a su filosofía y creencia. La adoración por lo tanto estará relacionada con un tipo de creencia o doctrina, y ésta también influirá en el tipo de vida a llevar. Por ello es que no es igual adorar de una u otra manera. La verdadera adoración debería estar centrada exclusivamente en el Dios de la Biblia y esa doctrina debería ayudarnos a establecer una adoración adecuada y centrada en Dios y no en nosotros.

La historia de la adoración en el libro de Génesis eslabona a los sacrificios como uno de los métodos requeridos por Dios para realizarla. Los sacrificios tenían como fin recordar por lo menos dos cosas, primero que la paga del pecado es muerte y segundo que la dádiva de Dios es vida eterna en Jesucristo (Romanos 6:23). Al participar de un sacrificio, el penitente debía tener en cuenta estos dos elementos fundamentales. Pensemos en Adán y el primer sacrificio que debió realizar, en su conciencia estaba el hecho que ese animal debía morir, no por responsabilidad culposa-el cordero-, sino para que él –Adán- obtuviera acceso a Dios.

Adán debe haber realizado unos cuantos sacrificios y sus hijos deben haber conocido sobre el sistema que Dios requería. Por esta razón es que cuando Abel llega con un cordero para sacrificar, su ofrenda es recibida con alegría. Sin embargo la ofrenda de Caín fue rechazada (Génesis 4:1-5).

¿Por qué fue rechazada la ofrenda de Caín?
La ofrenda de Caín tenía lo mejor de su producción, es decir si Caín lo hubiese presentado como diezmo, podríamos estar hablando de la su fidelidad y lealtad. Sin embargo este era otro tipo de ofrenda; era la ofrenda con la que los hombres mantenían una conexión con Dios, mantenían su comunión y una vida perdonada.

La ofrenda de Caín está llena de orgullo y pasión humana. En la actualidad las personas buscan una salida sin que con ello sacrifiquen sus gustos y pasiones. Es una búsqueda acomodaticia, donde se acomodan los requerimientos divinos y se adecúan a las necesidades humanas. Por favor, no estamos señalando que Dios no atienda las necesidades humanas, de ello tenemos mucho en los evangelios, Jesús satisfacía las necesidades de las personas, pero las necesidades humanas no pueden ser un elemento para hacer doctrina o establecer un tipo de adoración de acuerdo a ellas.

De Arrogancia. La arrogancia es otro elemento con el que Satanás busca conseguir que los hijos de Dios observen la vida a su propia manera. Caín fue arrogante, lo fue porque podría incluso haber pedido perdón y realizar una ofrenda adecuada, pero no fue el caso. Continúo con su empeño a tal punto que le quitó la vida a su hermano. La doctrina satánica está llena de arrogancia, como señalamos lo hizo con Eva, lo hizo incluso con el mismo Jesús -“Todo esto te daré, si postrado me adorares”- (Mateo 4:9), sólo que Jesús se mantuvo siempre aferrado de la mano de su Padre para no caer en pecado. Lo hace con nosotros a cada instante. Esta es la manera de mayor éxito para Satanás, porque busca satisfacer nuestro orgullo y con ello logra modificar nuestro tipo de adoración. Él sabe muy bien que modificando el tipo de adoración, ésta se desvía y va hacia él y por lo tanto logra la victoria así como lo hizo Caín.

De salvación por las obras. Este es un problema muy común. Sin darnos cuenta, en ocasiones caemos en este tipo de trampa y establecemos condiciones para la salvación. Nos olvidamos que la salvación es el resultado de lo que Cristo hizo en la cruz derrotando la muerte y a su autor. Lo que le toca al hombre es la aceptación del regalo divino.

En este sentido creemos que hay que tener mucho cuidado con especuladores que anuncian ‘nueva luz’, incluso mucha de ella puede ser ‘dulce como la miel’, porque generalmente tiene estos elementos, arrogancia y salvación por las obras. Es así porque el diablo es arrogante y sabe que nadie logrará la salvación porque el único capaz de realizarlo ya lo hizo, Jesús.

De ideas propias. La adoración no es una cuestión de gusto o cultura. Se ha discutido mucho sobre este tema. Permítame acá incluir la música, que es una cuestión en la que difícilmente podemos estar de acuerdo. Sin embargo la adoración que rendimos a Dios debe considerar, por ejemplo la doctrina.

Pondremos como ejemplo el nuevo tipo de música que escuchamos en nuestros cultos e incluso emisoras. Hay de todo tipo, aunque lamentablemente cada vez disfrutamos menos de la dulce melodía de los Heraldos del Rey, en el menú hay música de cuartetos, solistas, algunos de ellos tradicionales, otros con ritmo, otros melodías llenas de sensualidad y romanticismo –hablo de la música y de las letras, porque algunas de ellas son tan ambiguas que no se logra identificar para quien es la letra-.

¿Qué sucede entonces? Hay algunos cantantes de corte evangélicos, que en sus conciertos hacen bailar y sacudir el cuerpo en supuesta ‘adoración’. El ritmo es hipnótico y es muy fácil llevar, otros cantantes que parecen copia de los mejores cantantes baladistas, y melódicos trovadores y que en sus letras la ambigüedad es elocuente. Ante esto está el gusto y la percepción de las personas.

Sin embargo, ¿le gusta a Dios el ritmo? Creo que sí, él nos hizo con un tipo de ritmo, cuando caminamos lo utilizamos, incluso al hablar. Le gusta a Dios el romanticismo, ¿creo que sí? Él creó el matrimonio; el asunto es otro. La pregunta que debemos hacer es ¿esta supuesta alabanza está adorando al mismo Dios que creo? Dicho de otra manera, ¿este cantante cristiano cree en lo mismo que creo yo? ¿Será que la esperanza de salvación de este cantante es igual que la que creo? ¿Cree en la segunda venida o en el rapto secreto? Con cariño desearía que considerase este punto para su congregación, no se olvide que el tema de la adoración será trascendental en el fin de los días.

Uno de los elementos fundamentales en la adoración tiene que ver con lo que creemos. Por ello Dios rechazó la adoración de Caín. No fue porque él trajo lo más malo; era lo mejor. La adoración de Caín fue rechazada porque tenía ese ingrediente humano y pecaminoso. Por ello es necesario realizar un análisis personal sobre el tipo de adoración que realizamos, ésta no debe ser por gusto, tampoco por la necesidad de las personas, debe realizarse de acuerdo a lo que Dios pide y requiere.

2 comentarios:

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  2. Me alegra mucho volver a estudiar este tema, y es genial saber en profundidad el tema de este trimestre gracias a sus lecciones durante el primer semestre de teología, porque así podremos ayudar a nuestro hermanos a comprender mejor la verdadera adoración.
    Que Dios lo bendiga en gran manera, un abrazo.
    Paloma.

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