lunes, 18 de abril de 2011

José cambió su propia historia
Pr. Aarón A. Menares Pavez©
Profesor de Teología Universidad Adventista de Chile

La adaptación al cambio es una de las más importantes cualidades para alcanzar el éxito. Las empresas e instituciones gastan muchos recursos en capacitación con el objetivo de poner en la mente de todos los actores la idea del cambio. En liderazgo organizacional el cambio se propone como un tipo de resorte, dependiendo de las decisiones a tomar, o al éxito o al fracaso.

La historia de cada persona consta de experiencias distintas. Al intentar una auto-biografía podríamos identificar los puntos fuertes y débiles, como también aquellos que de una u otra manera han marcado nuestra vida. En este sentido hay todo un contexto individual que puede o no hacer la diferencia; la cosmovisión de cada uno, la mirada positiva o negativa; el mirar el vaso medio lleno o medio vacío. Son aspectos de mucha importancia a la hora de analizar la vida de José.

La familia de José
Si hoy un asistente social o un sicólogo hubiesen visitado la casa de José, habrían identificado un tremendo problema social, incluso de abuso y violencia sicológica. Como usted debe saber, jamás fue el propósito divino de este tipo de familia –poligamia-. La doctrina de la familia identifica el hogar como un verdadero refugio para todos sus miembros. Es verdad, la familia de José era el producto de las nefastas determinaciones de Jacob su padre; decisiones que fueron marcadas por el engaño y la traición. Alguno podría pensar que en el caso de Jacob, el ejemplo que recibió no fue el mejor y aún más la inspiración que su propia madre le entregó de una u otra manera hizo de Jacob un mentiroso. Eso es verdad, pues lo que hagamos con nuestros hijos traerá consecuencia en su vida presente y futura. He conocido hombres y mujeres que fracasaron en su vida a causa de una mala formación en su infancia, eso es una realidad. Hijos de padres golpeadores, la estadística señala que posiblemente será un padre golpeador. Sin embargo nadie está condenado a seguir el mismo rumbo, sin tener la posibilidad de cambiar; de esta manera, hablaríamos de una condenación irreversible.

Si así fuera, no podríamos tampoco considerar las bondades del plan de salvación, debido a la condenación que pesa sobre cada uno de los nacidos en este planeta. Sin embargo la Biblia gasta gran parte de su contenido en hablarnos de redención y cambio de vida.

Jacob se casó con dos mujeres, estas a su vez eran hermanas y si fuera poco, cada una de ellas le entregó a su sierva para que con ellas les diera hijos. Entonces tenemos a cuatro mujeres y un hombre. Es verdad que nuestra cultura occidental no nos da una visión muy normal de un hombre y cuatro mujeres. En la cultura oriental, aún existe la poligamia como algo normal. Sin embargo, insistimos en el hecho que nunca fue y será el propósito de Dios que eso sea normal y bueno.

Piense un poco en el tipo de relación y disputa entre ellos. Los hijos de Raquel, -incluyendo los de su sierva-, y los hijos de Lea, -incluyendo los de su sierva-, todo un caos. ¿Hacia dónde se inclinaba el corazón de Jacob? Sabemos que lo hacía hacia Raquel, a quien identificó como la mujer que amaba, ¿qué pasaba en la mente de los otros hijos? ¿Qué tipo de memoria dejó Jacob en la mente de sus hijos? Recuerdo haber escuchado a un profesor señalar que no podía cantar el himno “Hogar de mis recuerdos”, porque no tenía grandes recuerdos que lo alegraran de su hogar, sin embargo voluntariamente rompió el rumbo al que el odio lo llevaría.

En ese ambiente lleno de hostilidad se crió José. Sin embargo hay algunas cosas que deberíamos destacar tanto en Jacob como en Raquel y la crianza de José. Hay dos elementos que quisiera considerar, el primero tiene que ver con la formación del carácter y el segundo en crear memorias en los hijos.

Formación de un carácter. La formación del carácter es una tarea que demora incluso toda la vida, sin embargo los primeros años de edad son fundamentales. No es una cuestión que viene de manera genética, no es temperamental. En ese sentido los padres sí tenemos mucho por hacer en la formación del carácter de nuestros hijos. Ellos serán lo que de una u otra manera hicimos con ellos en sus primeros años. En este sentido José debe haber recibido lo que no recibieron sus hermanos. Jacob puede haber aportado en la formación de un carácter capaz de enfrentar todas las vicisitudes que debió vivir. La sicología moderna coincide con la recomendación de Elena White de fortalecer en los primeros años, hábitos que formarán un carácter que el niño será capaz de tomar decisiones sólidas a partir de los primeros años de su vida. Este aspecto es esencial a la hora de pensar en el éxito de los hijos. Con toda seguridad que este, además de la confianza que José puso en Dios hizo de él un hombre de éxito.

Crear memorias en los hijos. Las memorias son aquellas que recordamos con alegría o tristeza de nuestra niñez. Por ejemplo recuerdo el cantar de los pajaritos el sábado de mañana que alegraban con su trinar en los árboles que estaban justo al lado de la ventana de la sala de niños. Por otro lado también recuerdo que en una ocasión la maestra no me entregó un regalo, que había para los que se aprendieron su versículo y habían respondido correctamente. Quedé muy triste aquella ocasión, incluso hasta después que la maestra me entregó a destiempo mi anhelado recuerdo. Recuerdo también que en casa había un televisor de esos a tubo, en blanco y negro, yo tenía la responsabilidad de apagarlo los días viernes. Sabía que venía el día del Señor y a eso de las 2 de la tarde de ese día estaba muy preocupado, entonces lo apagaba casi a esa hora. Quienes tienes pequeños hijos, deben buscar la manera de establecer memorias con bellos recuerdos. En este sentido es posible que José haya tenido también bellos recuerdos en su memoria; recuerdos que lo hicieron mantener su mirada en un futuro positivo y no en negativo.

José y sus hermanos. Es indudable que José era distinto en todo a sus hermanos, quienes tenían acciones demasiado reñidas con la honestidad y la pulcridad. Cabe recordar algunos momentos en la vida de ellos, que en la mayoría de los casos se presentan como un todo y en pocas ocasiones, salvo para destacar un aspecto puntual se habla de ellos de manera individual. Ejemplo de ello es lo que se relata en el capítulo 34 de como ellos so pretexto de defender la honra de Dina, su hermana, hicieron una gran matanza, o el accionar de Rubén que tomó a Bilha, una de las concubinas de su padre y durmió con ella (Génesis 35:22). Estos actos desastrosos demuestran la rabia y frustración que no lograron direccionar adecuadamente y los condujo en un camino de mayor frustración y fracaso.

José en cambio tiene una mirada distinta de las cosas y de la vida en sí. Al parecer su trasparencia lo hizo ser el mensajero de los negativos actos de sus hermanos e informante directo de su padre; el hombre de confianza (Génesis 37:2), era amado por su padre. Posiblemente Jacob descansaba esperanzado en el futuro genealógico de José. Era su más refrescante esperanza de un futuro distinto a lo que había sido su vida.

En este contexto es que Jacob decide homenajear a su hijo, obsequiándole una túnica multicolor. Algo especial, para alguien especial. El padre hizo esta diferencia con José y tanto él como sus hermanos lo supieron identificar. Esta túnica de un privilegiado, unido a los sueños de José, terminaron por colmar la contaminada paciencia de sus hermanos. Vale destacar un detalle importante, cuando Jacob le hizo este regalo a José, sus hermanos eran mayores, por lo tanto no estamos hablando de una acción infantil por una injusticia, generalmente los hermanos menores llegan a ser algo especial no solo para los padres sino también para los hermanos mayores y todos asumen que tendrá mejores privilegios por una cantidad de condiciones de tiempo, experiencia y hasta de una mejor economía. Por lo tanto tampoco era un elemento que debería haber detonado tanta furia.

La historia de José y sus hermanos, se enmarca en un drama terrible en el que los opresores terminaron dando rienda sin control a su dolor, frustración y sentido de fracaso. El accionar posterior de ellos, de matar en primer lugar a su hermano, -plan que no se llevó a cabo gracias a la intercesión de Rubén y Judá-, pero que en definitiva los hizo desprenderse de su hermano vendiéndolo a los ismaelitas (Génesis 37:20-27).

Aquella túnica que con tanto amor había sido entregada a José, ahora era devuelta a su padre ensangrentada y como un silencioso testigo de la supuesta muerte de José. Por supuesto que para Jacob, su hijo había muerto, por lo que lo lloró y lamentó, posiblemente recordó muchos de los momentos de su vida y que gatillaron en el triste desenlace.

José en tanto debió esperar muchos años para que los sueños que Dios le entregó fueran una realidad. Sin embargo podríamos identificar a José como un agente de cambio. La lógica señala que José debía haber tenido una miserable vida; sin embargo en todos los lugares que debió estar, hizo notar la diferencia. Cada situación en su vida cobraba un sentido distinto y distintivo de acuerdo al sueño que Dios le había dado.

Es aquí donde la formación de su carácter y el tipo de memoria hicieron la diferencia en José. José rompió el paradigma, de un ambiente lleno de disfuncionalidad se propuso variar aquella orientación y conducir su vida a un futuro distinto a su pasado. Hoy se habla de la reciliencia. Cambiar el rumbo de las cosas.

José supo aprovechar las oportunidades que Dios le dio. No desesperó ni fue cegado por los ‘momentos’, algunos de ellos, en su mayoría negativos, pero también tuvo ‘momentos’ donde pudo haber cambiado también su destino, como fue el caso con la mujer de Potifar, pero su final no habría sido el que conocemos. Es en ese sentido que tenemos la oportunidad de forjar un futuro distinto a lo ya vivido. Mi profesor quien no puede cantar el himno “Hogar de mis recuerdos”, supo cambiar el rumbo de su vida y se autodefine un hombre feliz y realizado. De esto es lo que hablamos, cada uno tiene el libre albedrío para determinar lo que hará con el resto de sus días. Estos pueden continuar siendo funestos y llenos de fracasos, sin embargo con un cambio de paradigma podemos hacer que la orientación de nuestra vida salte hacia un futuro lleno de gozo y alejado de los fracasos y frustraciones que de una u otra manera han sido la nota discordante.

José es un gran triunfador. No solo fue un hombre exitoso, con un liderazgo admirado tanto por los egipcios como por los habitantes de las naciones que vinieron en búsqueda de ayuda, también lo fue por sus hermanos quienes en la hora de la desesperación acudieron a aquel varón ‘egipcio’ en ayuda. José pudo perdonarlos y olvidar el pasado. No solo pudo perdonarlos y olvidar, sino que supo dar una identificación a todo lo que había acontecido. “Ahora, pues, no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros” (Génesis 45:5). En definitiva la acertada determinación de José y la bendición divina hicieron de él un hombre feliz. Dios le dio la bendición de un hogar como él no tubo, pudo entregar a sus hijos de aquello que fue privado en su niñez.

En conclusión, nadie ha sido programado para la infelicidad o el fracaso. Eso no existe, es invención diabólica que evita una comunión de dependencia con Dios; dependencia que José jamás dejó. Tampoco alguien debería pensar que por su origen humilde no puede alcanzar el éxito, aún más alguno puede venir de una realidad de disfunción familiar similar o peor a la de José. Sin embargo, está en las manos de cada uno forjar el presente y el futuro.

Nota: Quiero recomendar un hermoso libro sobre la vida de José, especialmente para los jóvenes que leen este comentario. Dios envió un hombre, de Carlyle B. Haynes. Editorial Casa Editora Sudamericana.

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