martes, 15 de mayo de 2012

Equipos de trabajo en la evangelización


Equipos de trabajo en la evangelización
Por Aarón A. Menares Pavez ©

La iglesia necesita y requiere una organización básica para cumplir con la misión de Dios.  Efectivamente la iglesia está organizada desde su estructura más básica como la iglesia local, hasta la Asociación General.  Sin embargo se hace necesario que en su organización más básica, exista organización y planificación que considere sus propias espectativas.

La iglesia local
La iglesia local, es vista por muchos como una instancia que carece de empoderamiento, sin embargo piense en lo que sería la iglesia mundial sin la iglesia local.  Toda la estrategia y planificación de la iglesia mundial, tiene su base en la iglesia local.  Allí quien cumple con la mayor responsabilidad es el líder local, de quien el pastor en buena manera depende para cumplir los objetivos trazados. A todas luces la Iglesia mundial no podría cumplir sus objetivos misionales, sin considerar la iglesia y el liderazgo local.

Una iglesia tiene que considerar que debe crecer, no podemos pensar en una congregación que se mantenga estática.  En muchas ocasiones he escuchado que necesitamos tener un tiempo para que los que están en la iglesia se mantengan, sin embargo esto no sería cumplir con la indicación de Cristo, porque esa indicación incluye el crecimiento en nuevos conversos.  Por lo tanto nos atrevemos a señalar que una iglesia que no incluye crecimiento en bautismos, es una iglesia enferma y requiere con urgencia una intervención para avanzar en este importante crecimiento.  Por otro lado tampoco es equilibrado que la iglesia sólo se dedique a bautizar, porque así no consideraría las otras facetas de la gran comisión.

Como se ha señalado, cada integrante del cuerpo de Cristo cumple un importante rol en la evangelización.  Posiblemente se crea que la evangelización es responsabilidad de algunos en la iglesia, como el pastor, algunos ancianos o el equipo misionero, pero de acuerdo a la Biblia esto no es así, la responsabilidad es de todos.  Somos todos los que pertenecemos al cuerpo de Cristo los responsables en compartir las buenas nuevas de salvación a personas no creyentes.  Es por tanto un deber de todo miembro de iglesia cumplirlo.  Por ello es que Elena White señala que cada discípulo nace en el cielo como un misionero (Servicio cristiano, 14), no  nos involucramos en la iglesia, sin hacerlo con la misión de Dios.  Porque Dios nos llama para ser parte de ella.

Organización
Para alcanzar metas de crecimiento, necesitamos que nuestras congregaciones se organicen adecuadamente. Esa organización debería incluir objetivos, metas, presupuestos y un cronograma de actividades que sirva de una ruta para toda la iglesia.  Para que esta ruta pueda ser cumplida adecuadamente por todos, debe existir una buena comunicación, con tal que todos los actores sepan que es lo que deben hacer. Esta planificación idealmente debería considerar varios años, posiblemente podríamos guiarnos con la estrategia macro que los campos tienen para cuatro o cinco años.

Por otro lado para que todos puedan cumplir su responsabilidad, necesitamos capacitar.  Esta capacitación debe ser realizada en función de las responsabilidades que a cada quien le toca.  Los líderes necesitan conocer su radio de influencia y acción.  Es necesario que los que tienen responsabilidades desde las más simple hasta las más elevadas sepan como cumplirlas y como ser parte de un todo. 


El cuerpo en acción
Pablo utiliza la figura del cuerpo para referirse a la iglesia.  Es una excelente forma de ejemplificarnos sobre cómo trabajar en comunidad con un solo objetivo.  En este contexto también se debe considerar los dones espirituales, que son regalos del Espíritu Santo dados a los discípulos con el fin de fortalecer la iglesia y el avance de la obra de Cristo.  El apóstol señala que los dones son para ‘perfeccionar a los santos’, para llegar a la ‘unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios’, para brindar solides doctrinaria y edificar en amor (Efesios 4:15,16). 

Estas virtudes deben acompañar el trabajo sólido y armonioso del cuerpo.  Quisiera destacar dos elementos importantes para alcanzar los objetivos, el primero es la unidad y el segundo es servicio altruista a favor de la misión de Cristo.

Unidad. La unidad es y ha sido siempre un importante valor que Satanás ha intentado destruir desde que introdujo el pecado en este planeta. Causar disensión, división, una desvaluación del liderazgo y otros aspectos que dividen son muy comunes en las organizaciones sociales, y por lo tanto la iglesia también es vulnerada.  Esto se debe a varias razones, una de ella podría ser el ansia de poder, que sería una mala interpretación del liderazgo espiritual.  Otra razón es la no aplicación del principio de relacionamiento dejado por el Señor en Mateo 18, si esta estrategia fuese aplicada, posiblemente no tendríamos problemas de relacionamiento en medio de nuestras congregaciones.  Finalmente, y sin lugar a dudas es la falta de espiritualidad, que impide poder ver lo positivo en el otro y lo negativo en nosotros.  Por ello entonces, muchas congregaciones no crecen a causa de sus divisiones.

Servicio altruista.  El altruismo es un servicio desinteresado por otros, en este caso por la causa de Cristo.  Es verdad que la plataforma en el liderazgo pueda parecer muy atractiva para alcanzar un posicionamiento importante por sobre los demás.  Siendo esto una realidad que no necesariamente tenga que ser negativa, puede sí, llegar a serlo, si no se toma el liderazgo adecuadamente.  La lucha por el poder puede causar tanto daño en el relacionamiento que difícilmente el poder del Espíritu Santo hará lo que deba hacer en la iglesia.

Los creyentes ofrecen su vida y dones que recibieron como regalo a favor del avance de la misión de Dios y no para fines personales y de posicionamiento individual.  Satanás también utiliza esta plataforma para desviarnos del sentido que Dios desea para su pueblo, no se olvide como actuaron algunos de los discípulos al respecto antes de la muerte y resurrección de Cristo. 

Iglesia que avanza
Si esperamos que nuestra congregación local pueda avanzar y de esa manera podamos presenciar milagros de conversión, entonces necesariamente debemos estar en la manera adecuada.  Esta manera adecuada incluye una planificación estratégica en la que todos podamos ser parte, es verdad no todos predican, tampoco todos dan estudios bíblicos o cantan, pero todos participamos.  Todos podemos ser utilizados por el poder del Espíritu Santo y aportar al avance de la obra de Cristo.  No debemos olvidar que el importante es Él y no nosotros, esta mirada puede brindarnos éxitos inimaginables porque es Él el único capaz de convertir corazones duros. 

Nuestro gran objetivo como iglesia es prepararnos para el encuentro con Jesús.  En ese camino predicamos, evangelizamos, bautizamos y discipulamos.  En ese camino logramos con la ayuda divina un crecimiento armonioso; sano en todas las áreas eclesiásticas y nos gozamos en la manera como Dios nos conduce, para que pronto todos juntos podamos  ver a Jesús regresar por segunda vez.

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